Aquí os dejamos el nuevo Artículo escrito por nuestro Director y Co-Fundador Javier Orús Lacort para la la sección de Economía y Negocios del Heraldo de Aragón, publicado el 13 de Septiembre de 2020.
¡Esperamos que os guste!
Reproducimos aquí el texto publicado:
Domingo por la mañana. Te levantas y vas a comprar el pan y el periódico. Juan, tu panadero de toda la vida, te ve entrar por la puerta y ya sabe de antemano qué te vas a llevar. De hecho, sabe incluso lo que vas a comprar y que tú todavía ni has pensado en ello. Tú le pides el pan de siempre y te lo pone. Hasta aquí todo lo tenías bien pensado y decidido. Pero Juan, que te conoce bien, sabe perfectamente que en muchas ocasiones te has llevado croissants pequeños de chocolate, porque te chiflan. Ese día los tiene recién hechos, todavía calientes y huele toda la Panadería a ellos. Juan coge la bandeja con la mano y te la pone delante para ofrecértelos. Tú los ves y… ¿acabas comprando croissants también? Me atrevo a decir que te llevas docena y media…
Juan conoce muy bien a sus Clientes, es capaz de acordarse de sus gustos para mejorarles su experiencia de compra y, en consecuencia, aumentar las ventas de su Panadería. Esto mismo, si un vendedor de una gran superficie quisiera llevarlo a cabo, sería prácticamente imposible: Juan puede retener en su cabeza los gustos de unas decenas de Clientes, pero en una gran superficie hay miles de ellos y decenas de vendedores. Para tener la misma experiencia de compra, cuando entráramos en esa gran tienda, deberíamos tener una mesita a la entrada donde estuvieran todos aquellos productos que nos interesan de verdad. Esto es imposible de conseguir para los miles de Clientes que entran por sus puertas, y los vendedores tampoco pueden retener los gustos de todos ellos, claro está.
En cambio, si damos el salto a plataformas digitales de comercio electrónico, allí se puede tener la información de cientos de miles de Clientes que se mueven por la plataforma haciendo sus compras y, sobre todo también, saber qué productos les interesan aunque no los acaben comprando. Son cientos de miles de Clientes, o tal vez incluso millones, y ningún vendedor “real” por detrás, pero precisamente con esa Digitalización y con herramientas clave de la misma como la Inteligencia Artificial, se puede tener de forma automática esa particularización de la oferta, siendo capaces de poner delante del Cliente aquellos productos que claramente van a tener un alto interés para ellos. Permite anticiparse a su decisión de compra, incluso antes de que ni siquiera haya pensado en comprarlos. Lo que Juan hacía en su Panadería, es posible realizarlo a gran escala (enorme escala) con la Digitalización como palanca, mejorando la experiencia de compra del Cliente y, en consecuencia, aumentando las ventas exponencialmente.
Éste es sólo un ejemplo de lo que la Digitalización puede llegar a impactar en los negocios. Múltiples modelos de negocio han sido escalables a nivel mundial gracias a plataformas o herramientas digitales. Por ejemplo: plataformas para venta de segunda mano han conseguido desbancar a las típicas publicaciones en papel, o el boca a boca de barrio, que era lo que mejor funcionaba hasta hace tan solo unos años. Otro ejemplo son las plataformas que conectan personas que necesitan alojamiento con personas que ofrecen alojamiento, pudiendo realizarse globalmente y poniendo en jaque a sectores tan establecidos como la Hostelería.
Antes el pez grande se comía al pequeño, pero hoy en día muchos peces pequeños se pueden comer al grande. La clave está en la escalabilidad que proporciona la Digitalización.
Y esto no solamente es aplicable a empresas jóvenes, o startups, que pueden basar sus modelos de negocio 100% en Tecnologías Digitales, sino que para empresas ya establecidas con mucho recorrido e historia a sus espaldas, la Digitalización puede representar nuevas líneas de negocio, nuevos canales de venta, nuevos diseños disruptivos de productos y servicios, y un sinfín de palancas que permiten hacer crecer el negocio. Solamente pensando en la conectividad de determinados dispositivos gracias al “Internet de las Cosas2 (“IoT”), ya se advierte grandes cambios en una amplísima variedad de productos y sus funcionalidades. Desde raquetas que monitorizan tu entrenamiento de tenis para luego mostrarte cómo mejorar tu juego o evitar lesiones, a hornos que permiten reconocer el alimento que se introduce adaptando la temperatura y el tiempo de cocción al mismo, además de facilitar el control del horneado desde el móvil.
Ciertamente, ni el teléfono que llevamos en el bolsillo es únicamente un “teléfono”, ni el reloj que llevamos en la muñeca es solamente un “reloj”. La Digitalización la llevamos todos ya encima.
