Aquí os dejamos el nuevo Artículo escrito por nuestro Director y Co-Fundador Javier Orús Lacort para la la sección de Economía y Negocios del Heraldo de Aragón, publicado el 17 de Enero de 2021.
¡Esperamos que os guste!
Reproducimos aquí el texto publicado:
Lunes por la mañana camino al trabajo. No paras de darle vueltas a una decisión importante que tienes que tomar esta semana y que no acabas de tener claro cuál de las alternativas será la mejor. Esta situación nos ha pasado a todos. Cuántas veces tenemos que tomar decisiones y no tenemos la certeza de que estamos tomando las correctas. Cuántas veces nos lo preguntamos. Infinitas, seguro.
Normalmente, el paso del tiempo acaba explicándote si tomaste la decisión correcta o no. La incertidumbre que tenías entonces se va aclarando después de unas semanas, meses, o tal vez incluso años, pero ahí ya no podemos dar marcha atrás para cambiar aquella decisión, para bien o para mal.
Nuestras habilidades adquiridas, competencias desarrolladas y experiencia acumulada hacen de nosotros decisores cada vez más eficaces y eficientes, pero aún con todo se nos escapa en muchas ocasiones buena parte de la información necesaria para esa toma de decisiones. Y se nos escapa no porque no conozcamos bien el terreno, sino porque simplemente no podemos abarcar toda la complejidad que puede conllevar hoy en día según qué decisiones. Nuestra intuición es clave en este punto, nos ayuda enormemente, pero también es posible que nos juegue una mala pasada. Ciertamente, no tenemos que decidir solamente teniendo en cuenta lo que creemos, sino considerando lo que sabemos de verdad, que es la información recogida en datos objetivos que nos puedan ser útiles para tomar esa decisión.
Y si de algo disponemos a raudales en nuestros días es de datos. Detrás de la transformación digital que estamos viviendo lo que principalmente tenemos son datos. Datos acumulados durante décadas por múltiples sistemas informáticos, pero que actualmente crecen de forma completamente exponencial cada minuto que pasa. Y no solamente crecen en volumen, sino también en variedad y velocidad: actualmente, además de los datos estructurados clásicos (principalmente transaccionales), es completamente habitual disponer de datos digitales en formatos no estructurados, como por ejemplo vídeos, fotografías, audios, textos, etc, generados y multiplicados a gran velocidad también.
La explotación de todo este universo de datos tanto estructurados como no estructurados es cada vez más importante, tanto para la sociedad como para las empresas, y ahí es donde las analíticas avanzadas de datos basadas en técnicas de Inteligencia Artificial y Big Data juegan un papel clave: convertir ese mar de datos en información relevante que permita tomar decisiones. Resuena desde hace tiempo que los datos son el petróleo del S. XXI, pero ciertamente el petróleo en sí mismo no nos aporta mucho. Nos aporta de verdad cuando está refinado y convertido a combustible para nuestros vehículos. Pues lo mismo pasa con los datos: una vez tratados y refinados con esas analíticas avanzadas es cuando obtenemos la información que nos es útil para tomar decisiones.
Estas técnicas no solamente se pueden utilizar para describir lo que ha sucedido hasta el momento, sino que también se pueden utilizar para anticipar lo que va a suceder. Sin duda alguna, una analítica descriptiva de datos ya aporta muchísima información que hasta el momento podía pasar desapercibida, pero si además podemos anticiparnos a situaciones futuras, entonces podremos tomar decisiones de forma anticipada, antes de que ocurran los hechos, o lo que es lo mismo, minimizando la incertidumbre inherente a la decisión. La gran diferencia entre la analítica descriptiva y la analítica predictiva es precisamente un concepto temporal: la descriptiva analiza los datos para explicar lo que ha sucedido, mientras que la predictiva analiza los mismos datos para anticipar con alta precisión lo que va a suceder.
Y estas técnicas de Inteligencia Artificial y Big Data sirven tanto para facilitarnos las decisiones a cada uno de nosotros, las personas, como para hacer mucho más eficientes los procesos de negocio en nuestras empresas, en cualquiera de sus áreas o ámbitos de actuación. Cualquier proceso de negocio es susceptible de ser mejorado y optimizado con los datos que genera, que cada vez son más ricos y abundantes.
Así pues, la Inteligencia Artificial y el Big Data nos ayudan a tomar mejores decisiones a muchos niveles, soportadas sobre unas analíticas avanzadas de datos que nos permiten minimizar la incertidumbre futura. Por lo tanto, cuando nos preguntemos si estamos tomando la decisión correcta o no, la respuesta la tendremos en los datos.